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Buenos Aires.- Con frases amenazantes en las paredes del estadio Monumental, controles a distintos jugadores de Boca Juniors se han dado en esta jornada previa a la realización del partido de ida por la Final de Copa Libertadores entre Boca Jrs vs. River Plate.

La inédita edición del Superclásico en la definición del torneo continental mantiene en vilo a propios y extraños a tres días del primer duelo entre los equipos más populares del país.

Será el sábado por la tarde en la “Bombonera”, habilitada sólo para los aficionados “xeneizes”, escena que se repetirá una semana después en la revancha, que contará únicamente con la presencia del público “millonario”.

Una medida que se aplica por cuestiones de seguridad en el fútbol local desde hace tiempo y que se extenderá también a estas históricas finales pese a un pedido expreso del presidente argentino, Mauricio Macri, que no prosperó.

Ni Boca, club que el mandatario presidió durante más de una década y que lo catapultó a la política, ni River sucumbieron al deseo presidencial que hubiese obligado a limitar la capacidad de ambos estadios y marginado a socios de ambas instituciones.

A pesar de las precauciones y de los llamados de los máximos dirigentes, cuerpos técnicos y jugadores de ambos equipos a vivir la fiesta en paz, hay quienes parecen empeñados en opacarla.

Las paredes del estadio Monumental, que albergará la final de vuelta, amanecieron hoy con pintadas que encendieron algunas alarmas y que apuntaban, justamente, a la vigente prohibición para el público visitante.

“Tu gente no quiso visitantes, Boca sí. Riber (sic) cagón”, rezaba la leyenda pintada sobre el portón de acceso a la tribuna Centenario del estadio “millonario”.

La histórica rivalidad deportiva entre ambos equipos se tensó en el último antecedente del Superclásico por Copa Libertadores, más precisamente en octavos de final de la edición de 2015 que terminaría consagrando a River como campeón del torneo.

Aquel partido, revancha del que River había ganado por 1-0, se suspendió cuando un barrabrava de Boca identificado luego como Adrián Napolitano, alias el “Panadero”, lanzó gas pimienta en la manga cuando los jugadores visitantes regresaban el ruedo.

Fue para el inicio del complemento del duelo que empataban sin goles y que se suspendió definitivamente luego de más de una hora de espera debido a esa agresión que no pudieron impedir los más de 1.300 policías afectados al operativo de seguridad.

La Conmebol sancionó a Boca con una multa y la imposibilidad para su público de concurrir a los siguientes ocho partidos, luego reducidos a sólo dos gracias a una especie de “indulto”, al tiempo que le dio por ganado el partido a River.

De aquel partido que terminó siendo una de las mayores vergüenzas en la historia del fútbol argentino quedaron nueve “sobrevivientes”, incluido el DT de River, Marcelo Gallardo, campeón de la Libertadores también como jugador en 1996.

En esa época, Boca era comandado por Rodolfo Arruabarrena, reemplazado por Guillermo Barros Schelotto, quien busca emular a Gallardo y consagrarse campeón de la Libertadores como DT tras haberlo sido como jugador en 2000, 2001, 2003 y 2007.

“Este no será un partido más”, advirtió hoy el “Mellizo” en conferencia de prensa al afirmar que la histórica final “no tiene nada que ver” con ningún Superclásico previo.

“Vamos a trabajar para ganar el partido”, agregó y dijo que aún no definió al once titular para la primera final, aunque anticipó que no especulará con jugadores que podrían perderse la revancha por suma de amonestaciones.

Según Barros Schelotto, la cuestión anímica tendrá un peso clave aunque aclaró: “No se trata sólo de tener personalidad para disputar cada pelota, también se necesita calidad, ganas y firmeza”.

“Creo que Boca las tiene. Sabía que el equipo iba a aparecer en los momentos más difíciles de la Copa”, agregó casi a modo de arenga y eludiendo las derrotas padecidas en los dos enfrentamientos oficiales con River de este año.

El “millonario” se impuso 2-0 tanto en la Supercopa Argentina (el título se dirime en un solo partido) como cuando chocaron por la Superliga local. En ambos partidos los goleadores fueron Gonzalo “Pity” Martínez e Ignacio Scocco.

Este último duelo fue en septiembre en la “Bombonera”, afrenta que Boca intentará vengar seguramente con el resurrecto goleador Darío “Pipa” Benedetto y con Ramón “Wanchope” Abila, que se disputan un puesto en el once titular del sábado.

Benedetto, artífice de la clasificación al marcar tres goles frente a Palmeiras (2-0 y 2-2) en semifinales, apunta como favorito por sobre Abila, que convirtió el restante de esa serie en San Pablo.

Ambos fueron sometidos hoy a controles antidoping sorpresivos por la Conmebol, que rechazó un reclamo de Gremio y sólo sancionó a Gallardo por incumplir con la suspensión que pesaba sobre él en la revancha disputada en Belo Horizonte (0-1 y 2-1).

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