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Barcelona.- Con la mayoría de jugadores suplentes y de cantera, FC Barcelona empató de visitante ante un atrevido Celta de Vigo a dos goles por bandoen cotejo que entrará en la historia del club azulgrana.

El Barça presentó por primera vez un once sin canteranos y se apuntó su cotejo 33 de Liga sin perder dejando atrás la cifra que tenia Real Sociedad con 32 partidos sin conocer la derrota.

Fue un partido para recordar. Extraño como pocos y rodeado de tales circunstancias que acabó por dar más mérito al resultado, por cuanto, además, el líder acabó en inferioridad por la expulsión, justa, de Sergi Roberto, quien apenas permaneció diez minutos en el campo hasta ser expulsado por agarrar a Aspas cuando se marchaba solo hacia Ter Stegen.

Supo sufrir el Barça más sorprendente que se recuerda, por la decisión de Ernesto Valverde de remover la alineación de manera absoluta. Si se quedaron en Barcelona, junto al lesionado Rakitic, Busquets, Iniesta y Piqué, el entrenador solventó dejar en el banquillo a Umtiti, Sergi Roberto, Alba, Messi y Luis Suárez, formando un once, sin canteranos, en el que Ter Stegen se estrenó como capitán.

La decisión del técnico motivó que ese Barça tan novedoso no se pareciera en nada al Barça más lógico. Se convirtió, desde el primer momento, en un duelo de ida y vuelta en el que se sucedían las llegadas a una y otra área, catapultándose entonces de manera providencial un magnífico Ter Stegen, que salvó hasta tres ocasiones clarísimas del Celta.

Tuvo también una el líder, con un remate al palo de Paulinho que antecedió al 0-1 de Dembélé que tuvo sabor de fortuna por lo visto en el campo… Y que en la última jugada del primer tiempo quedó frenado por la igualada de Jonny, tras un centro de Maxi al que no llegó para rechazar Yerry Mina, quien completó un partido con luces y sombras.

La segunda mitad comenzó con iguales sensaciones, sin gobierno claro en el césped, el Celta relanzado y el Barça cada vez menos clarividente. Hasta que en el minuto 60 Valverde dio entrada a Sergi Roberto y Messi. Como por arte de magia todo cambió.

La presencia de Messi, solo su presencia, asustó a todo Balaídos y el Barça pasó de dominado a dominador. Hasta el punto que apenas cuatro minutos después, después de conducir con paciencia y acierto un ataque durante más de 90 segundos, Alcácer marcó, tras centrar Semedo y tocar Paulinho, el 1-2.

El Barça parecía tener todo bajo control pero una contra excelente de Aspas obligó a Sergi Roberto a agarrarlo de manera desesperada. Falta y expulsión, obligando así al líder a dar un paso atrás y devolviendo el brío al Celta.

¿El premio? A los 81 minutos un disparo de Maxi lo rechazó Ter Stegen y su despeje lo remató con el brazo, de manera quizá intuitiva y difícil de adivinar, Aspas a la red. 2-2. El Barça aún sufrió en el último suspiro pero en el campo donde había recibido 8 goles (4 y 4) en sus dos últimas visitas ligueras salvó su condición de invicto.

No será campeón este fin de semana, podría serlo en el Clásico frente al Real Madrid, pero abandonó Vigo con la tranquilidad de haber cumplido la exigencia después de un partido con muchas circunstancias extrañas. La noche en que a Valverde le dio, por fin, por rotar de manera absoluta su alineación y presentó un equipo sin canteranos ni titulares, se dio otro paso, corto pero suficiente, hacia el título.

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