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Los obispos católicos alemanes aprobaron la utilización de la llamada píldora del “día siguiente” a mujeres que hayan sufrido una violación.

Los prelados católicos de Alemania consideran que los nuevos preparados farmacéuticos permiten un uso preventivo de la píldora durante las primeras horas anteriores a la fecundación.

La Iglesia solo admite las que “tengan un efecto preservativo, no abortivo” sobre el cigoto.

Las víctimas de una violación deben recibir, según los obispos, “atención humana, médica, psicológica y espiritual”, durante la cual podrán decidir si quieren tomar la píldora.

La decisión pastoral, anunciada tras una conferencia de tres días en la ciudad alemana de Tréveris, sigue la disposición del arzobispo de Colonia, Joachim Meisner, que ya había permitido la administración de la píldora en los hospitales católicos de su diócesis.

A su vez, la decisión del cardenal Meisner vino precedida de una considerable controversia en la región renana, donde dos clínicas pertenecientes a sendas fundaciones católicas rechazaron, el pasado diciembre, administrar la píldora a una joven, de 25 años, que había sido drogada y probablemente violada.

Un médico de urgencias le había recetado el medicamento y la había enviado a estos hospitales. Sus gerentes le negaron la píldora prescrita y además, rechazaron la petición de asegurar las posibles pruebas médicas de que la joven había sido violada.

Adujeron que no podían tratar a una mujer después de un ataque sexual porque, en caso de embarazo, el informe médico de dicho tratamiento podría servir para justificar el aborto legal de la mujer violada.

La doctrina de la Iglesia católica prohíbe cualquier interrupción voluntaria del embarazo.

La joven tuvo que buscarse un tercer hospital para recibir tratamiento ginecológico después de la agresión.

Según el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Robert Zollitsch, la Iglesia alemana aprobó este cambio de parecer “por unanimidad” en Tréveris. Zollitsch, arzobispo de Friburgo, advirtió de que la píldora no debe ser utilizada como método anticonceptivo en las familias, sino como remedio en una situación extrema como la violación.

Tras reunirse con sus colegas de toda Alemania, los avances médicos permiten usar píldoras que no provocan el aborto, sino que únicamente impiden la fecundación. Insistió en que la Iglesia no acepta ningún método que “provoque la muerte del embrión”, sea químico o mecánico.

El Arzobispo pidió a los obispos alemanes que informen de los cambios a los médicos de sus respectivas diócesis.

 

Fuente: El País de España

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